El cabimero Pompeyo Davalillo, quien falleció ayer a los 84 años de edad, ha dejado un sello en la Gran Carpa como el grandeliga con menor estatura de todos los tiempos. “El enano”, como lo apodaban sus amigos debido a su 1,60cm de estatura, es descrito como alguien peculiar, cercano, astuto, expresivo y con mucho sentido del humor.
Su diminuta apariencia contrastaba en el diamante de juego con su carácter combativo. Pompeyo se reinventó un centenar de veces para mantenerse en la pelota profesional, disputando 13 campañas con los Leones del Caracas. En su etapa de pelotero activo, el zuliano bateó 273 de promedio, erigiéndose como el Novato del Año en su temporada de debutante (1952-1953).
El diario zuliano La Verdad, ha publicado una crónica sobre la interesante vida de este pelotero, quien ha dejado un legado en el béisbol criollo sin fecha de caducidad, y mucho menos después de partir al cielo, donde aseguran que dirigirá la próxima partida.
Dicen que era un tipo peculiar. Cercano. Astuto. Expresivo. Buena gente. Con mucho sentido del humor. Un sabio de gafas amplias y rectangulares, con más perfil de jinete que de pelotero. Pompeyo Davalillo era también un tipo de una personalidad efervescente, capaz de saltarse el famoso librito o escribir uno nuevo cuando el juego se lo demandaba.
Davalillo nació en Cabimas, un 30 de junio de 1928. Desde pequeño siempre estuvo ligado al mundo del béisbol, encabezando una dinastía familiar junto a su hermano Vitico y a sus hijos Marco y David.
Su diminuta apariencia contrastaba en el diamante de juego con su carácter combativo. Pompeyo se reinventó un centenar de veces para mantenerse en la pelota profesional, disputando 13 campañas con los Leones del Caracas. En su etapa de pelotero activo, el zuliano bateó .273 de promedio, erigiéndose como el Novato del Año en su temporada de debutante (1952-1953).
A pesar de las dificultades que tenían los peloteros latinos de la época para dar el salto a la Gran Carpa, “Pompe” fue el primer zuliano en llegar a las Mayores -cuarto venezolano-. Lo hizo con los Senadores de Washington en 1953. Si bien sólo disputó 19 encuentros, dejó su nombre tallado en el libro de récords, como el grandeliga con menor estatura (1,60 metros) de todos los tiempos.
Su tiempo en el bigshow fue corto, pero adecuado para que luciera su coraje: La única base que robó en las Grandes Ligas fue el home.
Mentor de estrellas
Se retiró Pompeyo como jugador activo, pero su cuerpo y su mente permanecieron en el diamante de juego. Así que se especializó en dirigir y fue mánager de Águilas del Zulia, Leones del Caracas, Tiburones de La Guaira y Caribes de Oriente.
Bajo su mando estricto y directo los rapaces alcanzaron dos títulos nacionales (91-92 y 93-94). En ese instante Pompeyo admitió que podía “morir tranquilo”. Pero el béisbol todavía tenía preparadas para él varias sorpresas.
Los zulianos no renovaron el contrato del viejo “Pompe” para la zafra 94-95 y regresó a los Leones de sus amores como coach. Para aquel entonces el mánager Phil Regan renunció, al ser contratado como estratega de los Orioles de Baltimore. Davalillo tomó el mando y llevó al Caracas a la final, derrotando paradójicamente a las Águilas que prescindieron de sus servicios.
Un buen samaritano
Para Pompeyo ningún juego se podía dar por perdido. Él inventó jugadas inesperadas para ganar partidos a como diera lugar. El periodista Ignacio Serrano lo recuerda como el mánager que mejor dirige el llamado juego caribeño, de picardía. “Él fue un gran tipo. Una gran persona. Capaz de abrirte los brazos, de brindarte sus conocimientos. No le negaba una respuesta a nadie. Un hombre que define la venezonalidad buena. Su manera de relacionarse con la gente es un legado importantísimo”, digno de imitar.
“Pompeyo fue un hombre que define la venezonalidad buena. Su manera de relacionarse con la gente es un legado importantísimo”Los jugadores le definían como un líder en el clubhouse, un hombre que respetaba como nadie este deporte. Pompeyo no comía de estrellas ni de novatos. Exigía puntualidad tanto a los más veteranos como a los recién llegados. También dirigió en México y fue un scout prestigioso, recomendando al béisbol más grande del planeta a jugadores como David Concepción y Urbano Lugo. Pompeyo Davalillo será recordado por muchos como el mejor formador de talentos venezolano, siendo uno de los fundadores de la institución Criollitos de Venezuela.
Davalillo fue, sobre todo, un hombre de familia. Para él existían dos hogares, el que le regaló el mundo del béisbol y el que formó con mucho sacrificio con Edtith León, esposa con la que edificó una unión durante 62 años. Quienes lo conocieron están convencidos de que su legado en el béisbol criollo no tiene fecha de caducidad. Mucho menos después de partir ayer al cielo, donde seguro dirigirá la próxima partida.
“Pompeyo fue un hombre que define la venezonalidad buena. Su manera de relacionarse con la gente es un legado importantísimo”. Ignacio Serrano. Periodista.
Números en la LVBP
3 cuadrangulares conectó Pompeyo Davalillo en sus 13 temporadas con los Leones de Caracas.
483 imparables disparó “Pompe” en sus mil 770 apariciones al plato con los melenudos.
69 bases estafó el zuliano mientras defendía el campocorto de los capitalinos.
Por Leopoldo Márquez / La Verdad
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