La Virgen de Betania suma 35 años de pura devoción

   Charallave. Si hay un testigo fiel de la renovación de la fe y los milagros de la Virgen de Betania es el párroco del santuario, el presbítero Otty Ossa Aristizábal, que volvió a la vida tras encomendarse a la madre de Dios cuando sufrió un accidente cerebrovascular.

Aristizábal, con 20 años oficiando las misas del lugar, asegura que fue un verdadero milagro haber estado sin habla y postrado en una silla de ruedas, recuperarse en tres meses y volver a sus actividades.

«Fue en 1995; estuve en terapia intensiva tres días y luego de la petición que le hice a la Santísima Virgen, regresé renovado y con mayor fe de la que ya tenía», afirma.

La historia del padre Otty no es ajena para los miles de fieles que cada fin de semana acuden desde diversas partes del país y del mundo al santuario, para conocer el lugar o dar testimonio de los milagros de Betania.

Aristizábal comenta que las peticiones más frecuentes y otorgadas están vinculadas con la salud, según se deduce por el número de placas de agradecimiento.

«En Betania, los fieles son hombres, mujeres y niños de todas partes del mundo. Los domingos, sobre todo, es cuando se reciben más fieles», dice.

Aniversario

En la finca Betania -fundo agrícola ubicado a 12 kilómetros de Cúa donde se encuentra el santuario- se celebrará el próximo viernes los 35 años de la primera aparición de la Virgen Madre Reconciliadora de los Pueblos; es decir, Betania.

En el santuario han llevado a cabo una serie de mejoras para que los visitantes estén a gusto.
El antiguo paso a la gruta, que se hacía a través del río, fue cambiado por una pasarela, con acceso para personas con discapacidad, y la pequeña iglesia de bambú y zinc tiene ahora una estructura más resistente.

«El apoyo de los gobernadores de turno ha sido valioso; los cambios hechos son todos para bien», señaló el padre