Porque «invertir» a fondo perdido en un fracasado? ¿que se puede comprar con 46 millones de $?

Pastor Maldonado es una piedra en el zapato izquierdo del Gobierno venezolano. Justo en la pata de la que más cojea este modelo que dice ser socialista.

Eso de venderse como revolucionario y repartidor de las riquezas del país entre los más necesitados está chocando a 300 kilómetros por hora como el ilustre maracayero, cada domingo y por Tves.

Por un lado, el gobierno de Nicolás Maduro cierra las fronteras para que no se escape la comida del pueblo (porque aquí no sobra ni hay suficiente producción), y por otro se le firma un cheque de 30 millones de libras esterlinas (o 46 millones de dólares) a la escudería Lotus para que Pastor pueda seguir corriendo en la Fórmula Uno.

El choque de realidades tiene enfurecido a medio país, que esgrime el alto costo de ese patrocinio a través de PDVSA como una causa perdida, en lugar de invertirlo en cosas necesarias. La otra mitad del pueblo se ve tan encantada como si estuviera en los pits agitando una tricolor y gritando «¡Ese es mi Pastor…!» en el Gran Premio de la Revolución.

¿Cuál venezolano eres?

Seamos sinceros. Si Maldonado gana una carrera como lo hizo en el GP de España en 2012, todos en Venezuela andamos con una sonrisa de oreja a oreja y en Twitter abundan los 140 caracteres diciendo que «esta es la Venezuela unida que queremos». Es más, supongamos que el de Maracay no sube al podio, pero llega entre el cuarto y sexto puesto durante unas dos o tres carreras seguidas. Apuéstenlo, se olvidan de ipso facto de los 46 «milloncejos» que salieron de PDVSA para meter a Pastor en un cockpit de la F-1.

Claro, el asunto es que el piloto preferido de la revolución no da pie con bola y en todas las carreras abandona por accidente como en su mediocre pero rimbombante exhibición en el Paseo de Los Próceres en Caracas (13 de agosto de 2012), o por problemas mecánicos, y allí sí que es un poco difícil disfrazar el asunto. Más si recordamos que en los dos años que lleva en Lotus le ha sucedido idéntico a sus tres zafras en la Williams-Renault.

Ciertamente todos tenemos derecho a recibir el patrocinio del Gobierno nacional en la especialidad que sea, y por moral, solidaridad, sentimentalismo o como quiera llamarle, deberíamos apoyar a todo venezolano que ondee nuestra bandera más allá de nuestras fronteras, pero hay asuntos que arrugan esa posibilidad. Y pasa en el deporte, en la cultura, y en todo espacio donde queden vestigios de política.

¿Socialismo?

Los improperios o insultos desmedidos que recibe Pastor tienen su base en que no gana nada, se chupa millones de dólares por correr en la Fórmula Uno, y detrás de él hay cientos de corredores que claman un poquito de respaldo para probarse. Quieren su oportunidad también, como la ha tenido el maracayero por varios años. Pero la puerta sigue cerrada porque la respuesta es: «Aquí hay gente que no tiene nada qué comer».

Al menos eso fue lo que le respondió el pasado lunes 21 de septiembre Alejandro Terán, viceministro de Deportes, al joven Johnny Amadeus Cecotto, según cita El Nacional, basado en declaraciones del propio corredor. Cecotto Jr. habría arrojado la toalla después de tocar incontables veces las puertas del Gobierno en busca de patrocinio. Su sueño de correr en la F-1, tal vez con mejores resultados que Maldonado, se fue al cesto de la basura.

Como Cecotto Jr -nacido en Alemania pero venezolano por ser hijo del expiloto de Fórmula Uno y excampeón del mundo de motociclismo, el caraqueño Johnny Alberto Cecotto-, ha habido otros que se han desilusionado esperando «buena voluntad», como Ernesto José Viso, de quien se manejaron en su ruta a la F-1 mejores proyecciones deportivas que las de Maldonado, pero el respaldo de PDVSA solo lo acompañó por unos años en la IndyCar estadounidense sin poder probarse al menos en una carrera de F-1.

El frenazo verde

Un acontecimiento añadió más leña a la candela en el tema de los millonarios respaldos económicos para los corredores en el exterior. Se trató del manejo de los cupos Cadivi para pilotos fantasmas, un escándalo que estalló con Alejandra Benítez al mando del Ministerio del Deporte, pero los señalamientos se dirigían hacia la gestión previa, la de Héctor Rodríguez, hoy candidato a diputado a la Asamblea Nacional. El manejo oscuro nunca se aclaró por completo pero frenó aún más el respaldo a otros corredores.

Lo cierto es que nadie sabe en qué modelo de socialismo estaba pensando Hugo Chávez cuando consintió abrir un grifo de Pdvsa para darse bomba bajo los flashes de uno de los deportes más elitescos del planeta, consciente de que el pueblo ya padecía de hambre.

Para algunos desconocidos es un negocio este Gran Circo de la Fórmula Uno, pero sigue siendo poco claro en estas latitudes eso de vender la palabra Venezuela sobre un alerón de un bólido de F-1 para efectos de turismo, cuando aquí hay más muertes que en cualquier país conflictivo del medio oriente, ni eso de promocionar la marca PDVSA cuando desde hace rato la estatal petrolera salió de los primeros peldaños del ranquin mundial de petroleras.

LA FRASE

“Mi renovación es una cosa menos de la que preocuparse. Es cierto que teníamos contrato para el próximo año, pero, como hemos visto en años anteriores, la Fórmula Uno no es nada amigable con los contratos”

Pastor Maldonado

fuente.laverdad