Ciertamente y lo comprobamos cada día tanto aquí como en los distintos países donde los compatriotas exiliados han confrontado a más de un enchufado que goza de las “mieles robadas o negociadas” con la impune corrupción que vienen exhibiendo de forma impúdica en las redes sociales desde hace años. ¿Cómo controlas a una persona que se ha tenido que ir del país por el acoso del hambre, la salud, la delincuencia, la falta de trabajo y sobre todo de futuro para los suyos al ver a un corrupto? ¿Alguien que ha perdido un familiar por falta de medicinas y tratamientos y se topa con un “podrido millonario” del gobierno cara a cara? Cierto que no se puede hacer tabla rasa con todos ni con sus familiares, pero hay que darse cuenta que el miedo no solo se agotó en Venezuela sino en todo el mundo donde lleven un tricolor en su corazón afligido. En estas semanas son muchas las expresiones juveniles en las marchas que dan cuenta “¿qué más vamos a perder? ¿La libertad, la educación, la salud, la democracia, la Constitución o la vida hoy en manos de los delincuentes y paramilitares con su impune cotidianidad criminal? ¡Preferimos jugarnos la vida frente a la represión dando nuestro aporte hasta recuperar el hilo constitucional ¡” Ahora o nunca repiten…

La recomendación de la canciller es pagar con la misma moneda a las embajadas de los países cuyos gobiernos hayan permitido “manifestaciones o acosos” contra los funcionarios diplomáticos venezolanos. Ya tienen preparada una contra la embajada española en Caracas. La farsa del embajador Mario Idea de que manifestantes venezolanos lo tenían secuestrado unas horas se cayó cuando les dio las gracias a los funcionarios españoles por el apoyo recibido. Hoy les duele lo que por 19 años ha sido su costumbre: mentir, atacar, abuchear y culpar a sus contrarios…