Calidad de vida vs. Control social

José Antonio Robles

Calidad de vida vs. Control social
Desde hace 20 años se inicio en Venezuela la instalación de un modelo político, económico y social con un objetivo ideológico de corte comunista, el cual de manera hábil a su vez revestido de todas las formas inconstitucionales logró sumir a más del 80% de los venezolanos en las peores condiciones de vida jamás conocida en la historia contemporánea del país. Ante esta cruda realidad, por supuesto, la pregunta lógica e inevitable: ¿Hay calidad de vida en Venezuela?

Para poder responder esta pregunta primero debemos de comprender que la calidad de vida es un concepto amplio que abarca diversas dimensiones. Comprende tanto factores objetivos como la salud, el estatus laboral y las condiciones de vida, como evaluaciones subjetivas de la situación vital de las personas y la percepción de calidad de la sociedad.

La calidad de vida no solo se relaciona con el derecho a la salud y a la alimentación, derechos humanos fundamentales; también en todos los aspectos que tienen que ver con la rutina diaria en la vida de cualquier ciudadano común y que somos la mayoría.

La accesibilidad y la calidad de los servicios públicos son variables que inciden sobre la calidad de vida. Estos servicios, incluidos los de salud y de asistencia, educación y vivienda, sostienen la protección social, la cohesión e integración, y están estrechamente relacionados además con los niveles de confianza en la administración y las instituciones. La falla en los servicios básicos más elementales como agua, gas y energía eléctrica, la disminución de la capacidad para poder afrontar otros gastos que no sean alimentos y medicinas, el transporte público, la inseguridad y la violencia son determinantes.

Los constantes bajones y cortes del servicio eléctrico en los domicilios ha generado pérdidas en electrodomésticos a las familias como por ejemplo: neveras, lavadoras, entre otros, que debido a los altos costos se le hace imposible reponer esos equipos; además, el racionamiento del agua, generan problemas en el desarrollo de las actividades diarias, dando como resultado que en el país las condiciones de vida se hayan deteriorado y con ello la calidad de vida del venezolano.

La encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI 2019) realizada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), señala que la crisis en Venezuela intensificó la caída en la calidad de vida de los venezolanos en el país durante el trascurso de 2018, causando el crecimiento de la pobreza y disminuyendo las probabilidades de vida, en donde el dinero que devengan la mayoría de las familias venezolanas está destinado a la alimentación de los miembros del núcleo familiar, ya que es insuficiente tan siquiera para cubrir el gasto alimenticio balanceado de una semana.

Igual que en Cuba

Para nadie es un secreto que Nicolás Maduro encontró la manera de forzar el socialismo en Venezuela, tal y como en Cuba lo hizo el dictador Fidel Castro. Inclusive tenemos nuestra propia cartilla de racionamiento de alimentos, pero la nuestra viene en cajita y se llama CLAP, sin dejar de mencionar que hemos perdido el estímulo y la eficiencia en el trabajo, no solo en las empresas e instituciones públicas, en donde en Venezuela ya no se produce igual que en otrora debido a múltiples factores como por ejemplo la inamovilidad laboral y la escases de productos y materias primas.

Las políticas públicas que implementa el actual gobierno solo son un mecanismo de control social para buscar la permanecía indefinida en el poder y no el bienestar social y desarrollo del país para una mejor calidad de vida.

Hemos descendido de estar en los primeros 40 países del mundo en la década de los 90 en cuanto a calidad de vida, a estar ubicados en los últimos 30 en el año 2019. Así lo demuestran las desmejoras en el poder adquisitivo de los ciudadanos, ingresos salariales de los trabajadores y su capacidad de ahorro para obtener pensiones adecuadas, deterioro en los servicios de salud, disminución evidente en la calidad educativa por menor número de docentes, escaso equipamiento y deterioro de las instalaciones educativas, desmejoras en derechos básicos fundamentales como la alimentación, por caída del consumo sobretodo de alimentos esenciales como: carne, pollo, queso, pescado y huevo estimándose una reducción por habitante entre 20% y 35% de las proteínas animales consumidas durante el 2019 respecto al año anterior.

Caracas un oasis sobre la realidad

Desde el llamado “Caracazo” existe la creencia que si hay un nuevo estallido social en Caracas, éste se propagaría en todo el país; éste es un temor que la cúpula del régimen socialista trata de que no se vuelva realidad, manteniendo a toda costa a Caracas relativamente bien, para que no se rebele, creando una percepción de que todo está bien. Porque como dicen por allí, “si bajan los cerros a correr todo el mundo”.

Por eso es que la capital es una especie de «Oasis» frente a la realidad de embajadores y extranjeros que nos puedan visitar, en donde la aparente normalidad caraqueña incluye una mayor oferta de productos, mientras el gobierno pretende crear la ilusión que unos cuantos bodegones llenos de productos importados son una muestra de prosperidad y mejores condiciones de vida, sin mencionar que no hay colas para poder abastecer de gasolina a los vehículos y las calles y autopistas están iluminadas. En donde solo padecen el racionamiento del agua y uno que otro corte de electricidad de vez en cuando.

Esta condición no es así en todo el resto del país y se puede decir con toda certeza que, la peor calidad de vida la tienen los zulianos en donde los cortes eléctricos son diarios, desde 4 hasta 12 horas o más, dependiendo de la anomalía. El servicio de agua por tubería puede estar disponible solo 1 o dos veces al mes en el mejor de los casos; por lo que los zulianos tienen que almacenar agua en cuanto envase o perolito encuentre. Sin dejar de mencionar la falta de gas domestico por tubería, el alto costo y escasez en el llenado de las bombonas de gas, aunado a la tortura que tienen que pasar para poder surtir gasolina en las colas interminables de horas a pleno sol o de madrugada. Falta de transporte público y el alto costo de los alimentos superior al de la capital. Todo esto hace que vivir en el Zulia sea un castigo que alguien en el mundo no se pueda imaginar.

Arq. Abg. José Antonio Robles

Secretario Regional de Políticas Públicas @partidountzulia

Asesor de la Comisión de Administración y Servicios Públicos de la Asamblea Nacional.

Directivo Nacional del Colegio de Ingenieros de Venezuela.




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