Detenido en España Mario Rocco, ex-escolta de CAP, y reclamado por Interpol Venezuela

   Mario Rocco, ex escolta del ex presidente Carlos Andrés Pérez y principal indiciado en la muerte del estudiante José Luis Zerpa Miotta, ocurrida en el estado Carabobo el 4 de febrero de 1992, fue detenido por autoridades españolas y permanece a la espera de su deportación a Venezuela.

Agentes de la Policía Nacional de España informaron el pasado 22 de septiembre sobre la detención de Rocco en la isla canaria de Lanzarote, cuando se paseaba por una playa turística. La información se ha hecho pública ahora por el Diario CiudadCCS.

Sobre el ex policía, quien se declaró “perseguido político de Chávez”, pesa una orden internacional de captura emitida por Interpol Venezuela por su implicación en los hechos ocurridos en la llamada “Masacre de Canaima”, en la que murieron cuatro estudiantes de la Universidad de Carabobo detenidos durante la insurrección cívico-militar para derrocar al entonces presidente Carlos Andrés Pérez.

Testimonios y reportes gráficos confirmaron posteriormente que los universitarios fueron ajusticiados con “tiros de gracia” cuando ya se encontraban indefensos en manos de efectivos de la policía de Carabobo, Disip y de la Guardia Nacional.

Rocco salió de Venezuela en 1999

Mario Rocco está prófugo de la justicia desde 1999, año en el que se reabre la investigación a 29 funcionarios, entre policías de Carabobo, Disip y efectivos de la Guardia Nacional por las cuatro muertes.

El Tribunal Séptimo Penal de Carabobo confirmó la medida de arresto judicial contra el ex escolta y el ex gobernador Henrique Salas Römer también fue llamado a testificar, dada la responsabilidad señalada de los cuerpos policiales estadales presuntamente implicados en la masacre. Sin embargo, nunca se pudo demostrar su implicación en los hechos a pesar de que los funcionarios declararon haber actuado bajo las órdenes recibidas de sus superiores.

Los cuatro universitarios asesinados a quemarropa, Gilberto José Peña Campos, Ángel Alberto Ruiz, Columba Guadalupe Rivas y José Luis Zerpa Miotta, fueron condecorados pos mórtem por el presidente de la República, Hugo Chávez Frías, con la Orden 4 de Febrero en ocasión de los 16 años de la rebelión militar.

La versión de Rocco es diferente

“Esto es una sórdida venganza política contra un funcionario que siempre cumplió con su deber”, declara Mario a través de su hermano Aurelio Rocco, residente en Gran Canaria.

Los hechos ocurrieron en 1992 durante la fallida intentona golpista del actual mandatario Hugo Chávez contra el entonces presidente constitucional, Carlos Andrés Pérez.

Mario Leonardo Rocco se encuentra en estos momentos en el centro penitenciario de Tahíche, a la espera de su traslado a Madrid, donde la Audiencia Nacional deliberará si autoriza o no su extradición a Venezuela. “Si Mario regresa al país, tendrá sus días contados”, reflexiona Aurelio.

“Todos en su entorno conocíamos la situación de mi hermano Mario, de hecho reside desde hace 10 años legalmente en España, tanto él como su familia”. El Consulado y la embajada italiana también tienen conocimiento de esta antigua orden del Gobierno venezolano.

“Siempre se ha vivido con esta espada de Damocles”, afirma con esperanza, ya que, según explica, “el generalizado descrédito de la justicia venezolana provoca cierto optimismo, en el sentido de que ningún Tribunal europeo dará curso a un tema que está politizado”.

El diario La Provincia relata así la versión de Rocco:

La pesadilla del ex subcomisario Mario Rocco comenzó en 1992 cuando éste se hallaba prestando servicio en Valencia, estado venezolano de Carabobo, con personal a su mando, cuando le llega información oficial de que el Cuartel Militar territorial se subleva y arma con fusiles a un numeroso grupo de estudiantes de la Universidad Central.

Mario Rocco relata a través de una carta, que dejó preparada en caso de que se produjera la detención, “que estudiantes y militares en rebelión se trasladaron por la ciudad con al menos 10 guaguas gritando consignas y mostrando las armas por las ventanas y diciendo que el presidente Andrés Pérez había sido derrotado”. La situación se tornó más violenta al pasar las horas y los insurgentes irrumpieron a robar en tiendas armas de fuego y vehículos. “Recibiendo órdenes superiores”, continúa en la carta, “se me asigna someter y capturar al grupo rebelde, junto a efectivos de la Guardia Nacional venezolana y de la Policía Técnica Judicial”. En la refriega de disparos mueren cuatro policías, cuatro estudiantes y un soldado. El golpe de estado dirigido por Chávez fracasa y como responsable de los hechos fue llevado a a prisión al igual que sus colaboradores.

Posteriormente, en 1997 Mario Rocco fue llamado en calidad de testigo por el Tribunal de lo Penal de Valencia, al igual que todos los funcionarios y civiles involucrados en los sucesos. Dados los testimonios, el Tribunal da por cerrado el caso, al igual que quedó cerrado en un Tribunal militar.

Dos años después, en 1999, a tres meses de la toma de posesión del presidente Chávez, un juez dicta auto de detención contra Mario Rocco y otros funcionarios por el supuesto delito de homicidio por la muerte de un estudiante en aquella revuelta. Mario se ve obligado a salir del país con su familia con destino a Lanzarote, donde vive y trabajaba en un supermercado de Playa Blanca.

De madre española y padre italiano, Mario Rocco explica en la misiva que no se siente fugitivo, “no soy culpable, sólo soy un perseguido político y temo por mi vida y la de mi familia”. “En Venezuela no hay garantías de Justicia, ni de respeto a la dignidad, no hay libertad de expresión ni de defensa”, afirma. Los hechos demuestran que “vivir con Chávez es sinónimo de inseguridad y amenazas y, en mi caso, soy hombre muerto si vuelvo a Venezuela”, concluye.

Con información de Diario CCS y La Provincia