Julio Pola, el enigmático piloto español que dictó cátedra en Venezuela

JULIO POLA Y JESÚS REINA MORALESJULIO POLA Y JESÚS REINA MORALES

JULIO POLA, EL ENIGMÁTICO PILOTO ESPAÑOL QUE DICTÓ CÁTEDRA EN VENEZUELA

A medio siglo de su desaparición física

El 3 de abril de 1974 dejaba de existir en Caracas el ex corredor de automovilismo Julio Pola, quien había batallado con el cáncer – fumador empedernido – durante varios años, aunque en la época los medios impresos señalasen que había fallecido víctima de una penosa enfermedad. Sus éxitos en las pistas venezolanas fueron innumerables, pero su origen familiar es uno de los misterios que todavía hoy, 2024, forman parte de esas leyendas no esclarecidas y que lo convierten en un personaje fascinante. 

Por: Octavio Estrada “Octano” (Octanopedia/@octano66)

Fue apenas en 1949 cuando en Venezuela comenzaron a disputarse carreras de automovilismo oficialmente fiscalizadas por el Touring y Automóvil Club de Venezuela, ente que a su vez había nacido apenas 8 años antes, cuando se iba a celebrar la versión original de la Buenos Aires-Caracas en 1941, prueba que hubo de posponerse hasta fines de 1948.

TROFEOS JULIO POLA

TROFEOS JULIO POLA

En esos años de verdaderos pioneros en los que se mezclaban voluntariosos y no menos valientes volantes criollos con muchos europeos que empezaban a hacer vida en Venezuela después de padecer los estragos de la II Guerra Mundial o las enormes carencias económicas de sus naciones de origen, en 1951 apareció la menuda figura de un español que se hizo llamar Julio Pola, si bien los registros de su país lo muestran como Julio González-Pola.

Como en todos los tiempos – porque aplica hasta el presente -, el contar con un apellido no tan común, acaso era una buena ocasión para lucir ancestros u orígenes distintos al común de la gente, costumbre habitual en América Latina, especialmente en artistas que optaban por modificar sus nombres para hacerlos más comerciales, de acuerdo a los patrones de la época. Bajo esta premisa, debemos suponer que González-Pola optó por dejar de lado el de su progenitor, para entonces emplear el materno ¿o era acaso un apellido compuesto?.

LINO FAYEN, JULIO POLA, ETTORE CHIMERI, MAURIZIO MARCOTULLI

LINO FAYEN, JULIO POLA, ETTORE CHIMERI, MAURIZIO MARCOTULLI

 

Las crónicas que se pueden encontrar en el presente en los espacios digitales, indican que Julio González-Pola era hijo del reconocido artista plástico (escultor) de origen asturiano del mismo nombre. Hasta allí, nada hace suponer que pudiese existir otra historia detrás del personaje.

Pero identifiquemos al protagonista tal como se le conoció en Venezuela, es decir, simplemente como Julio Pola.

Y es que a decir de quienes lo conocieron, fue un hombre muy educado, de exquisitos modales y trato, así como poseedor de un generoso patrimonio que le permitió gozar de una vida de lujos y comodidades, pero en especial el disfrutar del animado ambiente nocturno de la bohemia Caracas de los años cincuenta. Por supuesto que su capital le permitió ingresar en el ambiente de las nacientes competencias automovilísticas venezolanas, entorno en el que resultaba imprescindible contar con una buena dote financiera. En resumen y de forma evidente, no se trataba del prototipo del humilde inmigrante europeo – o en este caso español – post Segunda Guerra Mundial que necesitaba trabajar de sol a sol para poder enviar dinero a su familia en su pueblo o ciudad natal, de allí que su origen, formación y recursos despertaban no poca intriga y curiosidad.

Para el entonces joven periodista caraqueño y también corredor de automovilismo José Rafael Machado – quien desde esos años adoptó el seudónimo de Juan Vené – Julio Pola fue la persona que le brindó los mejores consejos no solo para mejorar sus técnicas de manejo, sino que además instruyó a buena parte de los aspirantes a campeones en las rutas venezolanas en el arte del buen vivir y la etiqueta, una de las estampas principales del refinado madrileño que para cuando llegó al país tenía ya 35 años de edad, al haber nacido en 1916.

Sin embargo, sería el gran amigo de Julio Pola en Venezuela, Félix Varona, el experto mecánico y ex corredor de motos también de origen español, quien aportaría muchas más luces para tratar de descubrir al corredor de carros que había llegado a debutar en 1948 en el equivalente de la Fórmula 1 (dos años antes de iniciarse formalmente el campeonato mundial de la máxima categoría), haciéndolo nada más y nada menos que a los mandos de un Ferrari en el Gran Premio de Peña Rhin, en Pedralbes, Barcelona. De hecho, González-Pola fue el primer español en subirse a una máquina del Cavallino Rampante, marca que apenas tenía un año oficialmente en las pistas dirigida por el mismísimo Commendatore Enzo Ferrari.

De acuerdo a don Félix Varona (nacido en Madrid en 1917 y fallecido en Caracas en 2007 a la edad de 90 años), Julio Pola en realidad era un hijo no reconocido – o lo que entonces se le llamaba ilegítimo – de quien fuera rey de España desde comienzos del siglo pasado: Alfonso XIII, el último monarca que ocupó el trono hasta 1931, es decir, un lustro antes del comienzo de la Guerra Civil. Varona contaba de forma amena esas historias y memorias vinculadas a su amigo Pola, quien al parecer, se vio forzado a viajar a Venezuela evadiendo un delicado asunto ante la justicia de su país.

JULIO POLA JUNTO A PANCHO PEPE CRÓQUER

JULIO POLA JUNTO A PANCHO PEPE CRÓQUER

Es entonces cuando aparece la segunda parte de los fascinantes relatos que involucran la vida de Julio Pola previo a su obligatorio viaje hacia el Caribe venezolano, porque siempre de acuerdo al entrañable Félix Varona (en la Octanopedia lamentamos no tener grabaciones que certifiquen sus palabras, de allí que optemos por evocar sus charlas), Julio se vio envuelto en un accidente de tránsito mientras conducía en una vía pública de Madrid, percance en el que perdió la vida una persona que se desplazaba en una bicicleta. Fueron los contactos e influencia del entorno de González-Pola los que permitieron que pudiese eludir a las autoridades y así trasladarse a territorio francés, desde donde tomaría un transporte (¿barco o avión?) que lo trasladó hasta La Guaira a mediados de 1951 o 1952.

JULIO GONZÁLEZ-POLA EN 1948

JULIO GONZÁLEZ-POLA EN 1948

Y como si no bastasen las complicaciones y repercusión de ese incidente protagonizado por el intrépido protagonista en la capital madrileña, en 1955 se estrenó una película dirigida por un cineasta Juan Antonio Bardem, titulada “La Muerte de un Ciclista”, en la que al parecer se tomó como base de la trama lo sucedido con aquel infortunado ciudadano que perdió la vida arrollado por el vehículo de González-Pola (aunque en la historia no hacen referencia al hecho de ser corredor de carros), film que exponía una abierta crítica a esa parte de la privilegiada sociedad española que gozaba de la protección del gobierno de Francisco Franco.

DELEGACIÓN VENEZOLANA EN BUENOS AIRES 1956

DELEGACIÓN VENEZOLANA EN BUENOS AIRES 1956

Resulta muy difícil intentar corroborar la veracidad o no de esas afirmaciones de don Félix Varona que le contó al autor de la presente crónica, pero al respecto, hace unos lustros, un pariente del mismísimo Julio González-Pola, residente en la capital de España intentó indagar y recopilar más datos acerca de su ilustre familiar, tropezando en repetidas ocasiones con la negativa de las autoridades que pudieran haberle esclarecido algunas de sus inquietudes, especialmente aquellas vinculadas a la casa real de los Borbones. Y aunque resulte poco científico – o en este caso periodístico -, pero al tropezar con las crónicas acerca de la vida privada y gustos poco convencionales de Alfonso XIII, pues tampoco debería sorprender que lo que contaba Varona hubiese sido cierto.

1954 JULIO POLA EN VENEZUELA

1954 JULIO POLA EN VENEZUELA

Nuevamente citamos al querido Feliciano, quien solía decir en tono jocoso que solo bastaba ver una foto de Julio Pola y colocarla al lado de la de Alfonso XIII, para advertir que el parecido físico entre ambos resultaba demasiado evidente, o en los términos escatológicos en los que se refería, uno era la «copia» del otro… Y si agregamos entonces que Pola llegó a Venezuela a comienzos de los años cincuenta con suficientes medios como para rehacer su vida sin necesidad de trabajar como lo hicieron los centenares de miles de sus compatriotas que emigraron a las cálidas tierras caribeñas, pues entonces el margen para la duda siempre quedará abierto.

1948 JULIO POLA (FERRARI) GP PEDRALBES

1948 JULIO POLA (FERRARI) GP PEDRALBES

En cuanto al aspecto exclusivamente deportivo (lo único que sí puede corroborar el autor del presente relato), Julio Pola sumó muchas conquistas en las carreteras venezolanas en las que siempre dispuso de material de primera, con vehículos de altísimas prestaciones como Mercedes Benz, Ferrari o Maserati, solo al alcance de un muy reducido grupo de los llamados gentleman drivers o volantes no profesionales. Pola también llegó a participar en trazados internacionales como el estadounidense Sebring en sus primeras ediciones de las 12 Horas de resistencia o en los 1000 Kilómetros de Argentina para autos Sport, donde incluso sumó una victoria en su clase para máquinas de 2 litros y quinto absoluto con un Ferrari en la edición de 1956, haciendo dupla con el acaudalado caraqueño Enrique Muro. En 1960, siempre en el Autódromo Municipal de Buenos Aires, Pola llegó a ensayar en los días previos al GP de Argentina el Maserati 250F que llevó el ítalo-venezolano Ettore Chimeri, quien en esa válida inaugural de la temporada se convirtió en el primer venezolano en participar en un Gran Premio de Fórmula 1.

Eso sí, Pola no volvió a viajar a Europa, o al menos no lo hizo para participar en alguna carrera, algo que perfectamente pudo haber hecho porque en esos tiempos fueron varios los europeos radicados en el país como Joao Rezende Dos Santos (portugués) o Lino Fayen (francés), los que compitieron en pruebas internacionales, lo que amplía el repertorio de sospechas acerca del buen Julio al mantener esa cuenta pendiente en su tierra natal.

En Venezuela Julio Pola contrajo matrimonio pero no tuvo descendencia. Su colección de trofeos resultaba notable, tal como quedó reflejado en una imagen que le hicieron en un diario capitalino a mediados de los años sesenta. Alejado del volante pero siempre presente en las competencias locales, cuando contaba con 58 años de edad, el 3 de abril de 1974, el simpático y refinado Julio Pola dejaba de existir y con él se marchaba uno de los protagonistas más interesantes que haya competido en las pistas de Venezuela y si quieren agregarle un elemento adicional de morbo al personaje: ¿acaso se trató entonces del único hijo – ilegítimo – de un rey verdadero que llegó a correr (con un Ferrari) en la máxima categoría del automovilismo?.




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